viernes, 5 de noviembre de 2010

LA EDUCACIÓN EN VALORES DESDE LA FAMILIA

La familia, como sabemos, es una institución reproductora no sólo de la especie, sino, también, de la sociedad y del sistema de valores que conforman la base cultural de todo conglomerado humano. Los padres somos verdaderos gametos culturales. La persona, además de identidad física, adquiere identidad cultural a través de los valores, costumbres, tradiciones, hábitos de vida, sistemas de creencias, formas de estímulo y control, reglas ordenadoras de la existencia en común que, primero y con más impacto que a través de cualquiera otra institución o lugar, se adquieren por mediación de la familia. Ser familia implica vínculos afectivos y morales que se mantienen a lo largo de la vida, así como obligaciones y derechos espirituales y materiales que la tradición y la ley recogen, los que, de violarse, crean problemas que la sociedad censura, afectando de hecho −directa o indirectamente− a transgresores, perjudicados y, por extensión, de un modo u otro, a todo el grupo familiar. La persona aprehende y aprende en su familia el patrón de su cultura; de no hacerlo, corre riesgos de anomia y desarraigo de los afectos y valores que le son propios en el sistema de comunicación social, lo cual resulta, a todas luces, peligroso a su salud mental.

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